La experiencia de la arquitectura (1/3)
El texto de Steen Eiler Rasmussen sobre la experiencia de la arquitectura fue publicado originalmente en danés el año 1957. Posteriormente fue traducido y publicado en inglés por el MIT en 1962. El autor utilizó un lenguaje lo más claro posible intentando que un adolescente pudiera entenderlo; no cabe duda de que este arquitecto posee muy buenas cualidades como comunicador. Su actividad docente se desarrolló en universidades de Europa y Estados Unidos. Sin duda alguna el libro generó un gran interés, prueba de ello son las 27 reimpresiones de la versión inglesa que el MIT llevaba publicadas hasta 1999. El texto es fundamental para la comprensión de la arquitectura como experiencia perceptiva.
Su obra arquitectónica es muy diversa y abarcó desde el mobiliario al planeamiento urbano habiendo realizado en 1948 el plan de extensión de Copenhague. Publicó numerosos libros y fue profesor invitado de las universidades de Londres, Massachusetts, Yale, Berkeley y Filadelfia. En 1935, publicó un libro sobre sus viajes a China profusamente ilustrado con magníficos dibujos y en 1949 el libro Ciudades y edificios: descritos con dibujos y palabras texto ilustrado con dibujos realizados por él mismo de una calidad extraordinaria.
Uno de sus temas preferidos es redescubrir sus experiencias directas como observador de la realidad; en este libro el autor nos enseña a observarla a través de una serie de edificios predilectos de Le Corbusier, Ludwig Mies Van der Rohe, Alvar Aalto y Frank Lloyd Wright y ciudades como Londres, Roma, Copenhague y Venecia.
Rasmussen era aficionado al teatro y veía al arquitecto como el director de una obra teatral que crea un escenario para una larga representación de nuestras vidas sin protagonistas famosos sino interpretada por gente corriente.
Observaciones básicas
En el primer capítulo del libro ya introduce conceptos sensoriales: edificios de formas duras y blandas, formas que pueden dar sensación de pesantez o ligereza, superficies ásperas como la madera sin tratar y revestimientos de áridos y superficies lisas como la piedra pulida y las superficies barnizadas.
En definitiva, afirma que los edificios se personalizan a través del material, la forma, el color y otras cualidades perceptivas. Afirma que “No basta con ver la arquitectura, hay que experimentarla…hay que vivir en los espacios, sentir como se cierran en torno a nosotros, observar con que naturalidad se nos guía de uno a otro. Hay que ser conscientes de los efectos de la textura, descubrir por qué se utilizaron precisamente estos colores, y como la elección dependió de la orientación de estos espacios en relación con las ventanas y el sol”.
Rasmussen desarrolla una serie de conceptos arquitectónicos que afectan a la experiencia directa de nuestro entorno. A continuación, desarrollamos los tres primeros:
1. Sólidos y cavidades de los edificios y calles
Entre otros ejemplos, Rasmussen cita la jefatura de policía de Copenhague que es un edificio de grandes dimensiones y se presenta como un gran volumen solido al exterior y en cambio tiene una “rica composición de cavidades regulares: patios circulares y rectangulares, escaleras cilíndricas y salas redondas y cuadradas de paredes absolutamente lisas”.
Existe un gran contraste entre la solidez y contundencia de la forma exterior producida por las alineaciones de las calles con sus alturas y las cavidades interiores de los patios, tema al que posteriormente se volvió a referir el arquitecto Robert Venturi con su discurso sobre la complejidad y contradicción en la arquitectura. La catedral de Beauvais y el Templo de Minerva son otros ejemplos de sólidos y cavidades.
2. Efectos de contraste
Es el segundo concepto que desarrolla el autor. Describe en el texto que los efectos de contraste se pueden lograr mediante “la utilización de masas y cavidades que se unen creando contrastes efectistas conduce a obras que se sitúan en la periferia de la arquitectura: más próximas al arte del teatro y, a veces, al de la escultura. Pero todavía pertenecen a la arquitectura”. Rasmussen pone como ejemplo el vestíbulo de las oficinas de Frank Lloyd Wright para la sede de Johnson Wax Company.
Constata que Wright consigue dar una impresión de pesadez y volumen mediante voladizos sobre el espacio del hall, efecto de contraste que se acentuaba mediante el uso de curvas que pasaban de cóncavas a convexas. Las formas marcadamente convexas dan una impresión de masa y las cóncavas producen una sensación de espacio.
3. Planos de color
Empieza este capítulo con la arquitectura de la plaza de San Marcos en Venecia describiendo los edificios como una colección de aparentes planos de color. Más tarde la arquitectura del renacimiento supuso una ruptura creando unos edificios de gran masa y volumen, con un almohadillado potente con elementos salientes. Durante este periodo renacentista se valoraba que un edificio no pudiera parecer ligero y debía mostrar peso y decoración aplicada.
A principios del siglo XX se creó una arquitectura ligera y abierta. Le Corbusier proyectó en la población de Pessac, cerca de Burdeos, unas viviendas experimentando unos planos de color sin volumen, lo que produjo un efecto de ingravidez; fue un intento de despojar de masa a la arquitectura.
Cita, además, la casa Tugendhat de 1930 de Mies Van de Rohe como ejemplo de edificio que prescinde de los sólidos y vacíos dando paso al funcionalismo que tenía ciertas relaciones formales con la sencillez y con la arquitectura tradicional japonesa: muros y tabiques con papel entre bastidores colocados entre pilares de madera formando una cuadrícula, concepto que se aplicó en determinadas viviendas de la costa noroeste americana que en su estética y configuración se parecían más a las casas japonesas que a las europeas. Ejemplo de ello es la casa particular del arquitecto Charles Eames en Santa Mónica de 1949 con un concepto constructivo que ha llegado a nuestros días y que permite a los arquitectos construir edificios compuestos por planos ligeros.