Hapticidad, Memoria y Emociones: Diseñando con los Sentidos
La importancia de la hapticidad en la experiencia arquitectónica
La arquitectura no es solo una cuestión de formas, estructuras y funcionalidad. Es, ante todo, una experiencia sensorial que moldea nuestras emociones y nuestra percepción del espacio. En este contexto, la hapticidad juega un papel fundamental. Este concepto, poco conocido fuera del ámbito especializado, hace referencia a la percepción del mundo a través del tacto y del movimiento del cuerpo en el espacio. Es decir, no solo lo que tocamos, sino cómo interactuamos con nuestro entorno físico.
Diseñar desde la hapticidad significa entender que las texturas, materiales y disposiciones espaciales generan respuestas emocionales profundas. La rugosidad de una pared, la frialdad del metal o la calidez de la madera evocan recuerdos, asociaciones y sensaciones que impactan en nuestro bienestar.
La memoria táctil y las emociones
Nuestra memoria está estrechamente ligada al sentido del tacto. Recordamos lo que tocamos y asociamos sensaciones físicas con estados emocionales específicos. Un estudio experimental de la investigadora Teresa Dezcallar demostró que diferentes materiales evocan sentimientos muy concretos:
- Suavidad y blandura (tejidos): confort, calidez, tranquilidad.
- Superficies lisas y resbaladizas (Aeronfix, celofán): ligereza, limpieza, claridad.
- Texturas duras y rugosas (piedras, papel de lija): fortaleza, agresividad, angustia.
- Materiales moldeables y pegajosos (Bluetack): flexibilidad, juego, incertidumbre.
Estos resultados muestran cómo los materiales no son elementos neutros en la experiencia arquitectónica, sino que pueden inducir estados de ánimo específicos y configurar la percepción de un espacio.
Diseñar desde el cuerpo: el impacto del entorno en nuestra psicología
El diseño arquitectónico influye directamente en nuestro sistema nervioso. Un espacio angosto y oscuro genera tensión, mientras que un entorno amplio y luminoso fomenta la relajación. El profesor Jader Tolja, experto en Body Conscious Design en la Domus Academy of Design de Milán, ha investigado cómo la arquitectura y el diseño urbano afectan a nuestra mente y cuerpo. Según sus estudios:
- Los muebles bajos y horizontales inducen calma.
- Los elementos altos y verticales generan alerta y tensión.
- Un espacio largo y estrecho restringe la movilidad y provoca sensación de opresión.
- Un horizonte amplio ofrece sensación de bienestar y libertad.
Estos principios demuestran que el diseño debe partir de la experiencia del cuerpo en el espacio, no solo de criterios estéticos o funcionales.
La vida de los sentidos: una arquitectura para el bienestar
La arquitectura tiene la capacidad de estimular nuestros sentidos y mejorar nuestra calidad de vida. No solo se trata de ver un edificio, sino de experimentarlo a través de la luz, el sonido, el tacto y el movimiento. Al igual que la música, la gastronomía o el arte, los espacios también pueden proporcionar placer sensorial si son diseñados con conciencia.
Como arquitectos, es fundamental integrar la hapticidad en el diseño, eligiendo materiales que generen confort y proyectando espacios que inviten al bienestar. Al hacerlo, no solo creamos lugares funcionales, sino experiencias que quedan grabadas en la memoria emocional de quienes los habitan.
En Criteria Arquitecthos, creemos en una arquitectura que se siente, se vive y se recuerda.