Hoy, 9 de abril, clausuramos la exposición Memorias del Mediterráneo en la Galería Jorge Alcolea de Barcelona. Durante estas semanas, este viaje visual y emocional a través de las sensaciones del Mediterráneo ha reunido a centenares de visitantes, coleccionistas, profesionales del mundo del arte y amigos, consolidando una vez más la trayectoria pictórica de Claudi Martínez. En este artículo queremos compartir algunas reflexiones en torno al proyecto expositivo, a partir del discurso que el artista pronunció el día de la inauguración y de las emociones vividas a lo largo de la muestra.

Una exposición que conecta paisaje y emoción

Tal como expresó Claudi en su presentación:

“Cada dos años presento una nueva colección de pintura y, si os acordáis, ya han pasado dos años de la anterior, aquí mismo. Estoy muy feliz de presentar Memorias del Mediterráneo, que es la exposición número 69, realizada en 23 ciudades de 8 países diferentes: ¡realmente puedo dar gracias a la vida!”

La colección recoge sensaciones y emociones vividas en lugares como la Costa Brava, Formentera, el Etna, las islas Eolias o la isla de Procida. A través de una paleta vibrante y gestual, Claudi destila la luz, la textura y la atmósfera de estos lugares convirtiéndolos en metáforas pictóricas. La exposición incluye también una serie de obras que el autor denomina divertimentos, en referencia a la libertad creativa que recuerda al espíritu de Mozart.

Los títulos de las obras, elaborados con la colaboración del escritor Joan Mercé y su esposa Biorica, orientan al espectador en este recorrido sensorial: Naranjos y estelas en la mar, Aromas de azahar, Lavandas y viñedos, Mar en calma, Atardecer junto al mar… Son fragmentos poéticos que complementan la lectura visual de cada pieza.

Una mirada abierta y progresiva

Durante su discurso, Claudi recordó una anécdota con la crítica de arte Maria Lluïsa Borràs:

“Le preguntaron cómo sabía que una obra de arte era de calidad. Contestó que un cuadro es como un libro: ves primero la portada y el título, y a medida que lo vas leyendo vas captando el mensaje del autor.”

Este concepto enlaza con la idea del escritor Joan Ferrater, quien definía el arte como una “opacidad transparente”. La primera mirada no siempre revela el significado de la obra; se necesita tiempo, atención y una apertura emocional para descubrirlo. Esta es una de las claves de la exposición: invitar a una contemplación pausada, a dejarse atravesar por el color y la materia, y reconectar con el recuerdo del paisaje y las emociones que despierta.

Pasión por la pintura: una vida dedicada al arte

Otro de los momentos destacados de la inauguración fue la presentación del libro Pasión por la pintura, escrito por el filósofo y crítico Arnau Puig, Premio Nacional de Cultura y figura fundacional del grupo Dau al Set.

“Nos conocimos hace años en la Escuela de Arquitectura, donde él era catedrático de Historia del Arte y presidió el tribunal de mi tesis doctoral. Este libro recoge todas las colecciones que he ido produciendo desde mis inicios.”

Pasión por la pintura es un recorrido por la obra de Claudi Martínez que pone de relieve su evolución como pintor y su manera de entender la pintura como una extensión emocional y matérica de su arquitectura de pensamiento.

Gracias por formar parte de esta experiencia

Finalmente, Claudi quiso agradecer a todos los asistentes su presencia y afecto:

“Gracias por vuestra presencia, por vuestra insistencia y sobre todo por vuestro afecto.”

Este espíritu de celebración y encuentro ha estado muy presente a lo largo de toda la muestra. La exposición ha generado diálogos, emociones y reflexiones. Ha sido un espacio vivo, donde la pintura ha ejercido su capacidad de convocar sensibilidades.

Nos despedimos de Memorias del Mediterráneo con la satisfacción de haber compartido una mirada y una experiencia colectiva.