Esta serie de artículos que aquí iniciamos está dedicada a la Arquitectura de los Sentidos aplicada a la arquitectura religiosa. 

La Arquitectura de los Sentidos es una arquitectura que va más allá de la forma y de la visualidad. Es una arquitectura para ser vivida, no solo contemplada, en la que participan todos los sentidos: el oído, el olfato, el gusto, el tacto y la vista.

La comunión entre el hombre y sus sentidos se puede encontrar en algunas arquitecturas religiosas donde la intimidad y el recogimiento están presentes. No hablamos tanto de espacios geométricos como de espacios habitables por el hombre. Es una arquitectura humanista que busca el bienestar, el confort físico y espiritual, el encontrarse a gusto. No busca el impacto visual sino que va más allá: la Arquitectura de los Sentidos se descubre lentamente a partir de un viaje emocional por el color, por los materiales que gracias a su plasticidad conmueven, por la luz que se materializa con una gran intensidad y por el predominio de unos acabados que se expresan táctilmente. Los espacios fluyen con densidad y eso permite que nuestra imaginación fluya por el interior del templo o capilla.

En esta serie de artículos expondremos unos ejemplos de Arquitectura de los Sentidos de templos o capillas edificados entre los años 1957-1997. Cada uno de ellos pone la mirada en estos aspectos: la luz materializada, el sentido emocional del color, la materialidad que caracteriza la construcción; otros templos son como un instrumento musical con cualidades acústicas notables; otras capillas por su dimensión más reducida consiguen el sentido de recogimiento e intimidad buscado.

Como dice el arquitecto Steven Holl, “hemos de intentar acceder a una vida interior que revela la intensidad luminosa del mundo. Solo a través de la soledad podemos comenzar a adentrarnos en el secreto que nos rodea.” La arquitectura tiene el poder de inspirar y transformar nuestra existencia día a día.