Al definir la arquitectura de los sentidos, es lógico interesarse por cuáles son estos sentidos y cómo actúan como exploradores de la percepción. Analizamos aquí el primer sentido de los calificados como propioceptivos: el sentido de la orientación.

El equilibrio, imposible sin el sentido vestibular.

El ser humano siente y percibe gracias a las sensaciones captadas por nuestros órganos sensoriales. Desde Aristóteles se habla de cinco sentidos externos básicos llamados exteroceptivos: la visión, la audición, el olfato, el gusto y el tacto. Además de estos sentidos clásicos, las investigaciones psicológicas realizadas a partir de los años cincuenta plantean los sistemas sensoriales, que van más allá de los originales.

Sentido de orientación, del equilibrio corporal o vestibular.

Cualquier persona, en todo momento, tiene idea de la posición de su cabeza y del plano del suelo y del equilibrio gracias al sentido vestibular. Se denomina así porque utiliza estructuras radicadas en el vestíbulo, en el oído interno, y contribuye de manera decisiva, en la orientación espacial y de toda clase de movimientos.

Ignacio Morgado explica que la información de este sentido va del oído interno hasta el cerebro y se integra con la información proporcionada por la vista, músculos, articulaciones y la piel. Sin el sentido vestibular perderíamos el equilibrio, especialmente cuando caminamos o realizamos movimientos complejos haciendo deporte.

 

Sentidos exteroceptivos:

Vista     Oído     Olfato     Gusto     Tacto

Sentido interoceptivo:

Sentido del bienestar físico